jueves, 10 de enero de 2013

Nuevo año en Guatemala



Hola a todos! Aquí sigo con mi ejercicio de memoria para no olvidar este viaje!

El camino a Guatemala estaba lleno de incertidumbres, no sabíamos cuántos transportes teníamos que agarrar, cuántos visados que pagar y cuántas monedas que cambiar para salir de México, atravesar Belice y llegar Guatemala. Según todos esos gastos nuestra supervivencia sería más o menos cómoda. Decidimos cambiar los pesos a dólares, puesto que luego sería más fácil moverse  y en la casa de cambio ofrecían una oferta muy buena, casi sin perder dinero.  

Así que allí estaba en la estación de Tulum, con todo mojado y descalzo, esperando al autobús que nos llevara a la frontera, con la incertidumbre de no saber bien cuándo ni cómo llegar.  Pero todo fue más fácil de lo esperado, una vez llegamos allí, compramos inmediatamente los últimos boletos para el autobús camioneta que nos iba llevar directamente a la isla de Flores, al norte de Guatemala. Posiblemente fue la solución más cara, pero ante la ignorancia y la incertidumbre fue una buena decisión.

De lo poco que vi de Belice desde el autobús, la única conclusión que saco es que es un país que refleja como ninguno la colonización. Primero la mayoría de la población es negra y son así gracias a los esclavos que los británicos traían de África para talar parte de la selva para extraer el caoba tan famoso y señorial que ha adornado las casa nobles y burguesas de los últimos 3 siglos. Otro dato es que en Belice el idioma oficial es el inglés, aunque se hable mucho español y lenguas indígenas. Y lo que más me impactó es que en sus billetes sale la cara de reina de Inglaterra. Se independizaron apenas hace 30 años.

Eso sí, los paisajes son completamente llanos y tropicales, poblado de plataneros y palmeras. Una vez pasamos la frontera a Guatemala nos cobraron 15 dólares por haber pisado suelo beliceño. En la entrada a Guatemala también nos quisieron cobrar, esta vez de forma corrupta, pero utilizamos nuestras mejores armas para no pagar. El cambió de moneda no fue del todo bueno, pero fue lo mejor que encontramos. Otro día explicaré mejor esto del negocio de las fronteras. 

Pero bien, en apenas 10 horas ya estábamos en nuestro destino con toda nuestra casa a cuestas, como los caracolitos. Guatemala es un país centroamericano, no es como México y se nota, es puramente rural y la mayoría de la gente tiene sus pueblitos o aldeas en mitad de la selva. Y es que es todo selva, es el segundo pulmón del planeta, solo por detrás del Amazonas.


 
Nosotros fuimos a parar a la isla de Flores, situada en medio del lago Petén Itzá, un lago grandísimo, no sé si igual que el lago Ness, pero al menos con el agua bien tibia para nadar un ratito jeje. Aunque también hay leyendas de sus monstruos particulares: los cocodrilos.

Nada más llegar nos dimos cuenta de lo que nos había advertido Rodrigo, que nunca aceptásemos el primer precio porque estarían cobrándonos el doble de lo que cuesta. Así que para absolutamente todo tuvimos que negociar.  Y no sé si será porque no estamos acostumbrados en Europa, pero me dio la sensación de que nos estaban discriminando por el color de nuestra piel. Todo extranjero tiene más dinero que ellos y tratan de sacar provecho de la situación. Y no diferencian. Muchas veces es desesperante, aunque la mayoría de las veces conseguimos buenas rebajas. La lección que aprendimos: nunca preguntes cuánto cuesta y nunca pagues con un billete superior a lo que vale.
De todos modos, fuimos a parar a un hotelito y conseguimos sacar un buen precio, a unos 4 euros por persona la noche. Y como buenos gitanos, la habitación se convirtió en nuestra despensa, cocina, baño, lavandería y dormitorio. 

Compramos unas cuantas cervezas y celebramos que en Guatemala se puede beber en la vía pública. Acá en México puedes acabar en el calabozo por darle un sorbo a una lata. Después nos dijeron de un lugar que hacían un concierto y allá fuimos y estuvimos bebiendo, bailando y me dejaron tocar la armónica, esta vez improvisando a ritmo de cumbia, y no se me dio nada mal. Si es que no hay mejor forma de llamar al duende que con unas espirituosas, ya lo decía Mick Jagger.


Allí estuvimos unos cuatro días y me dio tiempo a conocer a varios personajes de la isla, unos okupas que vivían en un barco, unos músicos de El Salvador que iban girando y también a los chavales del pueblo que, como ya es tradición allá donde voy, los vi jugando a fútbol y quise tantear como está el fútbol guatemalteco de nivel y  ellos nada mal, pero yo estoy acabado. Fui el único que jugó cual brasileño de las favelas descalzo (olvidé las zapatillas en el hostal) y acabé con los pies molidos.  

También hicimos una escapada de dos días a las ruinas de Tikal, una de las primeras grandes ciudades mayas. El perímetro del lugar es inmenso, unos 25x25 kilómetros, Y además de ser una importante zona arqueológica, también es una reserva ecológica. Yo nunca había oído hablar de las ruinas, pero luego oí que películas como Stars Wars o Apocalypto se inspiraron en estas pirámides. Cuando vimos el precio de la entrada nos quedamos sin saber qué hacer porque nos partía el presupuesto. Costaba 150 quetzales, que vienen a ser algo más de 15 euros. Tendríamos que hacer malabares para pasar los últimos días y llegar a la frontera. En Guatemala no funcionan los cajeros para los extranjeros, solo hay en contadas ciudades, por eso, quedarse sin dinero puede ser un gran problema. Estuvimos a punto de echarnos hacia atrás. Aún así se apiadaron de nosotros y nos hicieron una rebaja a 100 quetzales por persona.
 
Y realmente mereció la pena verlo. Aquello sí que es pura selva y te puedes hacer una idea real de cómo es el medio natural sin la intervención humana. Y de cómo pudieron vivir y construir semejante civilización los mayas en un medio así, sin haber conocido el metal ni usado la rueda. 

Se puede fácilmente ver a los monos colgándose por encima de los árboles, aunque advierten que hay que tener cuidado con ellos, porque les gusta mostrarse lanzando objetos, orinando y defecando en las cabezas de los curiosos. ¡Qué lindos animalitos!  

También vimos tucanes, colibríes, luciérnagas, lagartos de medio metro, algunos roedores gigantes y el animal que más respeto me causa por su frialdad, el cocodrilo. El ejemplar apenas medía un metro, pero allí estaba, a la orilla de una laguna, en su hábitat, esperando que alguien cometiera el error de acercarse demasiado. Me quedé observándolo más de media hora. Él parecía que ni se inmutaba, aunque sus garras estaban bien tensas, preparadas para mi descuido. Luego pregunté a un empleado del parque y me dijo que en la otra parte de la laguna, en zonas más pantanosas los había más grandes y hace años tuvieron problemas porque algunos atacaron a la gente e incluso uno se comió a un trabajador. 

Al amanecer del día siguiente fui a buscarlos, pero no los encontré, casi mejor... Pero fue un momento mágico, todo el parque es para ti, apenas han llegado los turistas y si te paras en un sitio y te quedas en silencio puedes oír los miles de sonidos de la selva. 


La isla de Flores no refleja realmente la realidad del país, ya que está enfocada solo al turismo. Así que nos marchamos hacia El Remate, un pueblito que se encuentra a la orilla del mismo lago, pero a 30 kilómetros de distancia, también es turístico, pero no tan salvaje, está en la plena selva. Allí acampamos en la tranquilidad más absoluta y, aunque nos llovió casi todo el tiempo, pudimos disfrutar del lago y conocer a muchos viajeros y a una familia guatemalteca encantadora.

 Después, en la madrugada del tercer día, bajo la lluvia,  recogí y emprendí la última etapa del viaje solo, con algunos alimentos y el dinero justo para llegar a la frontera sin que me engañasen, mojado y maloliente, para ir a conocer las ruinas de Palenque en Chiapas. Ya en México de nuevo.

Me fui con la sensación de no haber visto nada y de que Guatemala realmente es un país muy tranquilo y donde hay mucho que hacer. Eso sí, mejor no abrir el periódico, porque si no uno no saldría de su casa.

1 comentario:

  1. Sergio, cómo te lo montas! Disfruta y sigue manteniéndonos informados, a mí ya me has picado para ir a Guatemala! :) Bs!

    Lupe

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