sábado, 24 de marzo de 2012

¡Muévanse coño!


Si la guita no aprieta tanto, si no hay tantas obligaciones, ¿para qué se las crean? No te empapeles joder, no hay necesidad. Ahora, claro, la pregunta e incluso la acusación es: ¿Nos engañaron? ¡Nos engañaron! Nos engañaron… Esto ya con resignación.

Esto tenía que explotar, ya lo sabíamos todos, aunque quizá nunca imaginamos que llegaría a estos niveles. Lo siento por el que se esclavizó en la época del boom, pero en aquella época me preguntaba y me sigo preguntando: Si alguien se esclaviza con el banco durante los próximos 30, 40 o 50 años, ¿por qué coño no se informa bien de la situación del mercado? ¿Por qué no mira las tendencias, la evolución de los precios? ¿Por qué cree a la televisión, a sus amigos que hacen lo mismo y al puto tío del banco? ¿Por qué no se hizo la pregunta maldita? ¿POR QUÉ? Es una prueba del efecto bola de nieve, del refrán de Vicente y del borreguismo que padece la sociedad. 

Nos la pegaron, sí, pero no. Es discutible. Muchos de los que ahora las pasan putas, antes se les atragantaba la boca de billetes cuando farfullaban y te decían: ¡Si no lo haces ahora eres tonto! Qué más da: comprar, vender, comprar, sacar tajadas y tajadas robándonos unos a otros. Sí, vender un piso a aquellos precios de mercado era un robo por parte del que vendía y un acto estúpido por parte del que compraba. Cuántas veces habré oído: ¡Ahh! Como todos lo hacen…

Todos querían  descubrir la gallina de los huevos de oro. Pero cuando todos sacan tajada y nadie pierde algo está fallando en el sistema. Porque para que uno se beneficie se ha de perjudicar a otro. Y he aquí el resultado. La mayoría de la población endeudada hasta las trancas. Esclavizados de por vida. Y al que no pudo endeudarse porque funcionaba mes a mes, jodido más que nunca, pero también libre de cargas. ¿Dónde están los beneficiados? Abrid bien los ojos, ladead la cabeza y mirad hacia arriba, siempre han estado ahí.

¿Dónde quedaba la conciencia en aquellos tiempos? El que la tenía y la usaba era un gilipollas y seguramente lo seguirá siendo para muchos. Bueno, pues la búsqueda de beneficio propio, o lo que yo llamo el egoísmo global, nos ha llevado a quebrar el sistema. Banqueros, agencias y políticos, tranquis colegas, porque la sociedad también es la culpable, porque al asumir que le han engañado asume varias cosas más. Por ejemplo que es inocente, ignorante y que confía en que los demás le resuelvan la papeleta. Pasivos e inútiles. Y por decisión propia.

Tenemos lo que merecemos, un país pringado de mierda, repleto de chorizos, porque sí, porque somos así, a nadie le importa nadie, nunca nadie cobra lo suficiente y lo más importante, nadie piensa cómo influirán sus actos en el conjunto. No estamos educados para eso.

Estas palabras son más inoportunas que nunca, y pueden doler, incluso si alguien se sintiera aludido le darían ganas de estamparme la cabeza una y otra vez contra la pared, pero eso no sería más que por frustración propia. 

¡Salud!