El Product Placement es
una técnica que busca asociar
determinados productos con determinados
espacios televisivos a determinados perfiles clave con el objetivo de generar
percepciones y/o emociones positivas hacia ellos. En este caso, el consumidor
percibe el producto desde una predisposición favorable, a diferencia de lo que
ocurre con los spots insertados que los siente como interrupciones del espacio.
Para algunos autores el product placement supone ahorrar
miles de millones de dólares a empresas que "sugieren" sus productos dentro de un show o un programa de ficción, sin necesidad de aparecer en los títulos de crédito. Por ejemplo, en EEUU Coca-Cola patrocina un late show en el que toda la escenografía aparece con los colores emblema de la marca, pero en ningún momento la nombran, la muestran o aparece como patrocinador. Según los últimos estudios con las técnicas del Neuromarketing, esta técnica es brutalmente efectiva, porque no se dirige a la parte racional de los consumidores, sino al inconsciente.
Entonces, ¿cómo deberíamos de sentirnos? ¿Somos dueños de nuestras decisiones o estamos parcialmente dirigdos?
Desde un punto de vista moderado que conlleva a aceptar el modelo actual, creo que el problema en sí no esta en el fondo, sino en la forma. Con
esto quiero decir que me parecería bien el uso del product placement, ya que
evitaría en mayor o menor medida las odiosas interrupciones publicitarias,
agilizando así el discurso televisivo sin mermar la financiación de los
espacios. Pero el dilema está en el ‘cómo’.
El hecho de que una compañía pague por “sugerir” un
producto en un espacio narrativo,
formando parte de la trama principal del programa, serie o televisión, sin que
la empresa tenga la obligación de introducir su patrocinio en los créditos, ¿no
atenta contra el derecho a la información del consumidor? ¿No hay cierta
subliminalidad?
Si las investigaciones han demostrado que la mayoría de nuestras decisiones están
fundamentadas por factores irracionales, como el inconsciente y las emociones, ¿no debería alguien ponerl límites?
Por otra parte, estoy de acuerdo lo que afirman algunos autores, que la
aparición de productos en series de televisión o películas refuerza la idea de
realidad. Pero la ambientación en la
cual se coloquen debe ser muy cuidadosa. Ese sería trabajo para los guionistas
y los directores de fotografía.
Existen muchas series españolas en las que se hace un uso
intrusivo y abusivo del product placement en el sentido de que estos toman
protagonismo absoluto sin formar parte de la trama, usando recursos de iluminación
o contrastes fuertes de color. En mi opinión, esto es un error garrafal que
puede llegar a generar rechazo. Pero en muchas ocasiones las productoras tienen
que ceder ante las presiones de las compañías ante la necesidad de financiarse.
Por lo menos no estamos en gringolandia y en la Unión Europea existe una ley desde 2007 que
defiende todos estos derechos mediante la prohibición del product placement en
espacios infantiles, la obligación de las empresas a informar de la existencia
de emplazamiento de producto y la prohibición a la incitación directa a la
compra en espacios de ficción. En el caso de España, también se contempla esto
en la Ley General Audiovisual, que desde 2010, recoge todas estas medidas.
Aunque, según he podido informarme, hay varios pleitos pendientes porque en el país de la corrupción, como no, estas leyes se las están pasando por el forrete de los huevos. El capital tiene más peso.
Soy partidario de vigilar de cerca a los anunciantes, no
confío en las ideas de laissez-faire,
ya que queda sobradamente demostrado que muchas compañías anteponen su
necesidad ansiosa de aumentar las ventas a la responsabilidad social y los valores éticos.
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