Qué pasa weys! Llevaba ya unos días pensando en escribir a
pesar de que solo hace seis días que llegué a México. Ya tengo muchas cosas que
contar y deciros que aún no me han raptado, ni me han violado (ojalá! jajaj),
ni robado, ni nada por el estilo, sino todo lo contrario. Hasta el momento México
y sus gentes me han acogido con los brazos tan abiertos que en ningún momento
me he llegado a sentir desamparado.

Las 13 horas del viaje fueron muy pesadas, pero a diferencia
de otros no sentí muchos nervios, aunque al final no quería que bajara el avión
al suelo, no estaba preparado para afrontarlo jajaj, aunque supongo que sería
por la falta de sueño, porque no dormí ni un minuto en todo el viaje.
Nada más llegué ya tuve mi primer encontronazo
con la burocracia mexicana. Como yo llevaba mi flamante visado de estudiante,
pensé que no debía rellenar más documentos, pero me pasé de listo. Cuando me dirigí al puesto había una señora
bastante enojada hablando y despachando a todos de malas maneras. Y me tocó a
mí: “Estos españolitos, se creen que lo saben todo, luego tenemos que
resolverles los problemas…” Yo intentaba ser lo más dócil y educado posible,
pero la tía no paraba, así que le pregunte si se había cabreado o algo y parece
que me hubiese cagado en sus ancestros, ya no me contestó, ni me informó ni
nada. “A mí no me importa su vida y tengo yo que resolvérsela”. Yo pensé, "joder, como todo sea así, ando apañao... Por suerte, esa tipa estúpida solo era una amargada en un puesto que no debía estar, pero México es así, las cosas no
tienen por qué llevar su lógica ni estar en su lugar.
Pasé tres días en la ciudad en casa de Horacio, un amigo ya
para siempre que me acogió como alguien de la familia. Ése es el carácter de
todos con los que me he encontrado, a diferencia de lo que se ve por la tele. Así que
allá estuvimos platicando (como se dice aquí) hasta bien entrada la noche con
unas chelitas (cervezas) hasta que mi cuerpo ya no pudo más, luego me dio las
llaves de su casa y al día siguiente fui a visitar la ciudad.
Mi primera salida a la calle fue con
temor. Ya me advirtió Horacio que debía
tomar ciertas precauciones, como no estar en el lugar que no debes, no llamar
la atención con aparatos vistosos, no meterte en cualquier taxi, mirar hacia atrás de vez en cuando y sobretodo no andar como si fuera perdido. ¿Pero cómo si yo aquío encima no paso desapercibido? Aquí soy huerito, que es como blanquito, pero de buen rollo, sin connotaciones racistas. Bueno ya poco a poco fui perdiendo el temor,
aunque según me dijo nunca hay que confiarse. Pero eso al parecer pasa en el DF.

Estuve en un parque que es el más grande de Latinoamérica. Es que en el DF todo es gigantesco, Fui también al museo de Antropología y flipé. Es inmenso, habría que estar dos o
tres días para verlo bien. Hay como 200.000 piezas mayas, aztecas, olmecas y de todas las tribus que habitaban aquí y la mayoría se conservan a
la perfección. También me quedé apenado, otro
día ya escribiré como se las gastaban nuestros ancestros.

También estuve con
Adriel, otro amigo con el que fuimos a tomar chelitas y me enseñó la noche
mexicana de la capital. Había un grupo en directo y tocó muchos temas de grupos
españoles! Luego unos mariachis tocando temas con las trompetas. La gente
cantaba y cantaba, lo viven, y me gusta, ya podré dar mi grito mariachi sin que me miren como si estuviera loco jaja.
Bueno luego ya me metí en un bus y me fui para Xalapa y acá
estoy. Ya os contaré en breve cómo son las cosas por aquí que ya me he enredado
lo suficiente. Sólo una última cosa.
Ya contaré más cosas!! Besos a todos.
mola,,,joao
ResponderEliminarBonicooooooo....que maravilla saber de ti, estabamos preocupaditos. Se me hace corto lo que has escrito, espero que vuelvas a escribirnos pronto. un abrazo. Carlos.
ResponderEliminarBueno nen ya me animo a otro escrito enseguida, cuídense y ves ahorrando para la visita jaja. 1abrazo
EliminarSergio!!!pero...te llevaste tus armónicas??!!
ResponderEliminarSi!!jaja solo me queda desenfundarlas de un momento a otro!!
Eliminar