Una tarde cualquiera en una verdulería cualquiera:
- Boas tardes
- Boas tardes rapaz
- Señora, ¿no tendrá hoy alguna cosiña para tirar?
Tras unos instantes rumiando, en los que parece procesar la información, la señora reacciona:
- Espera, vou a mirar.
La señora escarba entre las cajas de verduras las que tienen peor pinta y las va metiendo en una bolsa que luego me entrega.
- Gracias, señora.
- Nada, nada...
Me responde, agitando los brazos, seguramente pensando que no desearía verme más por ahí, o quizá sintiendo una profunda lástima por mí: “Pobrecillo, tan joven y no tiene ni para comer”.
Lo confieso y lo proclamo a los cuatro vientos: soy un pordiosero. Ya está, no era tan difícil decirlo. La verdad que no siento humillación, ni orgullo, solo lástima, lástima de nosotros mismos, sociedad saciada y opulenta: GORDA.
Pues eso, soy un consumidor gratuito de verduras, frutas y hortalizas, y no tengo que escarbar en la basura, solo tengo que ir, tragarme y disimular la estúpida vergüenza y decir las palabras mágicas. Así de fácil, ¿por qué? Hablemos de dos conceptos que en nuestras mentes van unidos, pero que debemos separar: PRODUCTO y ALIMENTO.
No voy a descubrir nada nuevo: La sociedad de consumo nos come el coco. ¿Qué es un producto? Según la doctrina de los manuales es un objeto o servicio que está creado con el fin de cubrir una necesidad y por el que el consumidor paga una cantidad fijada. Hasta aquí todo correcto, nosotros compramos los productos que necesitamos y pagamos una cantidad por ellos. Ahora bien, para que el producto sea adquirido por el consumidor debe reunir ciertos requisitos, esto es, una calidad determinada. ¿Qué ocurre con los alimentos? Son productos perecederos, se deterioran con el paso del tiempo.
Nosotros, personas convertidas en consumidores, si estamos delante de un puesto de verduras, ¿por cuáles nos decantaremos antes? Pues no hace falta entender mucho para saber que escogeremos las que tengan el mejor aspecto. ¿Qué ocurre con las que no parecen impolutas o ya empiezan a reblandecerse? Nadie las quiere, y a no ser que el verdulero sea un titiritero y el comprador un ingenuo esos pobres vegetales acabaran en la basura.
La pregunta es: ¿Qué cojones pasa, no sirven para comer? SÍ, son alimentos que aún son comestibles, es más, están expuestos y en cualquier momento pueden caer en tu bolsa, pero NO, no se suelen vender, son productos defectuosos. Así que ahí entro yo y me aprovecho de la imbecilidad del sistema. Los verduleros lo saben y por eso me los dan. Por eso les compenso comprándoles algo.
Ya sabemos de sobra lo que es un alimento y para qué sirve, así que no voy a entrar con definiciones irrelevantes. Estoy alegre porque me ahorro pasta en esos alimentos, pero el tema es más complicado, va mucho más allá: multipliquemos ----> supermercados x ciudades x países x días= toneladas y toneladas de alimentos válidos para comer que se tiran porque no sirven para vender, porque se nos ha educado así, con los dos conceptos bien cogidos de la mano. ¿Por qué no se donan o se regalan a los que de verdad los necesitan? Otro día hablaré de la política de residuos alimenticios.
Dormimos tranquilos porque no lo vemos, no nos lo muestran. Pero qué sabrá un pordiosero.
Como ahora estoy en el asunto de buscar palabros para La Hinojosa (web ieahhhh). Te diré que no puedes proclamarte pordiosero:
ResponderEliminarPordiosero (POR DIOS ERO) es la persona que pide limosma por dios y ero viene a determinar la profesión (por. ej. panadero). En resumen una profesión abundante en la edad media, sobre todo a la entrada de ciudades, castillos e iglesias.
¿Por que no se donan las verduras más "chungas"?. Ya están pagadas (el precio de lo que se tira ya esta añadido a lo que se compra), donarlas es añadir un coste más, que alguien tendrá que asumir...¿quien lleva los tomates "chungos" a los pordioseros?
Jaja Javia no sabía que te habías hecho tan académico,pues bueno es saberlo, a partir de ahora habré de llamarme cutre o miserable, ya que no profeso...
ResponderEliminarEsto parecese moi moito á aquela xente que se queixa dos inmigrantes que veñen a "roubarnos" os traballos, traballos que ninguén quere, ou o que é o mesmo unha burda e estúpida queixa... polo que me parece totalmente legal, moral, correcto (ou o que vostede queira) o que fas aproveitando eses apetitosos "restos"...
ResponderEliminarP.D.: estou intentando internacionalizar un pouquiño o teu blog comentandoche en galego... jajaja... supoño e espero que non sexa un problema...
Internacionaliza o que queiras! Mira de ahí salió un rico pudding jaja
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