domingo, 25 de noviembre de 2012

La violencia en México


Antes de venir recuerdo que muchos me decían: ¡Nooo! ¡Estás loco! ¿No ves lo que está pasando allí? Pero los que lo decían nunca habían estado aquí y solo veían lo que sale por los medios. Por otra parte, los que sí que habían viajado a esta parte del Atlántico me decían “ya verás, te va a gustar, te va a sorprender.” Comentarios contradictorios, ¿no?

Yo preferí hacer caso a los que sí que habían vivido allí, al fin y al cabo, lo habían visto con sus propios ojos, aunque siempre con el runrún del peligro detrás de la oreja. 

Pues os voy a contar las experiencias que he tenido con la violencia hasta ahora. La primera y más exagerada me ocurrió ayer mismo, cuando me iba a mudar de casa al centro.  Allá iba yo debajo de un diluvio más con el maletón y la mochila, subiendo y bajando cuestas, hacia la parada del autobús.
Ya antes había decidido ir en autobús en lugar de hacerlo en taxi, aunque eso supusiera exponerse a perder todos los enseres y aunque la diferencia entre ir en bus y en taxi fuera solo un euro. No preguntéis por qué, me gustan los riesgos y las complicaciones. Por cierto, ¿sabéis que acá se negocia el precio con el taxi? Hay que andarse con ojo y aprenderse las distancias para que no timen.

Cuando llegué a la parada había una señora con unas bolsas bien grandes. Como aún no me aclaro mucho con los autobuses, le pregunté cuál de todos iba al centro y muy amable me dijo que ella me avisaría. Luego comenzamos a platicar un poco (aquí es muy fácil ponerse a hablar con cualquier desconocido) y resulta que íbamos a la misma calle, causalidades de la vida.

Como el autobús no pasaba y seguía lloviendo bastante, me dijo que ella se iba en taxi, que si quería ir con ella. Le dije que sí. Con el tráfico que había el viaje iba a ser un poco largo.Así que entramos y ella empezó a contarme lo que hacía mientras desenredaba las grandes bolsas. ¿Qué iba a sacar una pistola? ¿Eso es lo que tenía que pensar? ¿Eso es lo que hubiera pensado un psicótico?

Resulta que la señora, a la que llaman la huera  (así es como llaman aquí a los blancos, pero sin tintes xenófobos), es una vendedora ambulante de antojitos, tacos y picaditas y se dirigía al centro a ganarse el parné.

De la bolsa sacó un par de platos y nos invitó a mí y al taxista a comer de sus picaditas recién hechas. Mmm, ¿qué pretendía con esto? Un psicótico seguramente hubiese pensado que era una forma muy sutil de narcotizar a alguien, que seguramente estaba compinchada con el taxista y que después de comérmela me desvalijarían y me dejarían tirado por ahí. Sí, seguro que me estaría esperando, por eso me dijo que iba a mi misma calle, para enganchar al primer tonto que se dejara engañar.

La verdad es que estaban riquísimas las dos que me comí, no sé, aquí en México me da la impresión de que es mala educación decir el “no” que quiere decir “sí”. Al menos nunca lo he visto. Mientras me las comía nos explicó cómo las preparaba y yo le expliqué mi nuevo proyecto de vendedor ambulante de tortilla de patata. Luego el taxista ya me preguntó por la situación en España, que traspasa fronteras, y resolviendo el mundo bajo la lluvia llegamos al lugar de destino.  Como gesto de agradecimiento quise pagar el taxi, aunque no encontré el dinero que llevaba, resulta que lo había perdido por el agujero del bolsillo. “Hay que aprender a coser ¡ya!, pensé.  Entretanto, la señora se adelantó y pagó. Luego me dijo que no importaba, que ella tenía que venir de todas formas. Le agradecí por todo, le di un beso y le dije que la buscaría para darle de probar mi tortilla de patata. Y me fui con un agridulce sabor, contento por la lección humana, pero en deuda con ella, que seguramente ni esperará. 

Pues como esta historieta me han ocurrido muchísimos detalles así, y me hace darme cuenta de que lo que predomina en México es esto, la hospitalidad y amabilidad de la gente. Y así he de ir yo por el mundo, aunque también atento y vivo con lo que ocurre alrededor, pero nunca en estado de psicosis.

Lo que llega a través de los medios claro que está ahí, pero no son la mayoría de las personas. Los medios nos acostumbran a vivir en estado de shock constante, y estamos malacostumbrados a dar el calificativo de noticia a sucesos negativos, así que hoy me saltaré la línea editorial y publicaré las cosas buenas y humanas que suceden. Por cierto, dos últimas anotaciones.

La primera es que hace un par de días me contaba un amigo que a un amigo suyo periodista que andaba hurgando demasiado le habían desvalijado su casa en señal de aviso. En lo que va de legislatura solo en el estado de Veracruz han asesinado a más de 90 periodistas. Chunga profesión.

La segunda es que el billete estaba en otro bolsillo, cosa que me hizo sentir aún peor y darme cuenta de que a pesar de que todos lo busquemos, el dinero nunca será lo más importante.

Besicos y buena onda!!

5 comentarios:

  1. Genial Sergio!! Me alegra un montón tener noticias de ti y que estas sean tan bonitas como la anécdota que acabas de contar :)
    Por mi parte leyéndote me han venido preciosos recuerdos de mi estancia en Perú... recuerdo que antes de irme para allá la gente (peruanos incluso) se horrorizaban al saber que iba a pasar dos meses en Ayacucho: "allí está lleno de terroristas, es como Iraq" me decían. ¡Qué equivocados estaban! Qué grandes lecciones humanas me traje de Ayacucho, de sus gentes y de su historia, la cual explica, en gran parte, todas estas imágenes erróneas, tergiversadas, prejuiciosas y sobre todo de desconocimiento; el mejor aliado del miedo.

    Te mando un abrazo enorme, la mejor de las suertes y que sigas con el corazón abierto recibiendo tantísimo de esa tierra y de su gente!!

    Avril

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    1. Gracias Avril!! Ya recuerdo tus fotos del Perú, vaya viaje tan impresiontante debió ser, espero que este sea así también! Un abrazo muy grandee!!

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  2. Otra que desde latinoam{erica anda derribando muros y tirando mitos. Ando sola por aqui, y salvo mucho amor, no he recibido otra cosa.
    Me alegra leerte asi de bien, moitos bikiños!! Suerte!
    Sandra

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    1. Sandriki! Ya me contó Darita tus planes de darte un vuelto por latinoamérica como la ruta del Che jeje. Tu no puedes estar sola con ese saleroo que tu tienes!que te vaya muy bien por tu viaje y ya sabes que a miles de kilometros tienes una casita! 1 bico moi grande!

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