No es bueno permanecer anclada, sujeta a un espejismo, a algo que fue, a un recuerdo, o muchos. Anclada no vives, no evolucionas, te oxidas, te resecas, tejes la muerte en vida.
Los recuerdos son bonitos, profundos, pero recuerdos al fin y al cabo, hechos que ya ocurrieron. Efímero presente, eterno pasado. Es maravilloso recordar, así atrapamos los instantes y los intentamos hacer duraderos, reviviéndolos, rememorando aquellas emociones, sintiendo.
Maravilloso, sí, pero arma de doble filo, tú atrapas los instantes en recuerdos, pero los recuerdos pueden atraparte a ti: te nublan, te ciegan, te regocijas en ellos y no deseas nada más. Los aprietas, los sientes muy dentro de ti, dejas que recorran tu cuerpo, que te abracen. Por segundos rozas la felicidad. Efímera felicidad. Luego, te das cuenta de que forman parte del pasado, tu alma se resquebraja, quiebra el corazón y vomita llantos de tristeza y melancolía, ansiedad, asfixia.
El proceso es un círculo vicioso, se repite y se repite. Es un ciclo muy peligroso. Dejas de crear recuerdos, porque ya no vives en presente, vives en pasado. Por supuesto, el futuro es negro, turbulento como tus entrañas. Piensas que nada bueno puede ocurrir, de qué sirve vivir el presente...Te hundes un poco más, recuerdas, agonizas, recuerdas...
¿Cómo salir? Esos recuerdos, ¿cómo se crearon? ¿Viviendo en pasado o en presente? Ahí lo dejo, ahí está la salida.
Para empezar a cortar el proceso hay que crear nuevos recuerdos. Dejando de lado los antiguos, al menos por un tiempo. ¿Cómo? Intentando ser feliz. ¿Cómo? Luchando contra uno mismo. Sí, así es. Creo que has echado el ancla a un castillo en ruinas. No te quieres desprender de él, tienes la esperanza de reconstruirlo. ¿Utopía, quimera? No lo sé, solo te diré que las segundas partes es dificil que sean mejor que las primeras. Prefieres escarbar entre las ruinas, aún a sabiendas de tropezar y tropezar y hacerte daño, que volver a construir otro castillo, otro futuro. ¡Eh! Nadie ha dicho que sea fácil.
De todas formas hay que seguir creando nuevos recuerdos que entierren a los malos, el proceso es lento, ardua tarea, pero eso sí, hay que ser muy fuerte para empezar. Del mismo abismo que salen todos males deben salir las fuerzas para reaccionar, para intentarlo, para progresar, para derrotar a los fantasmas.
Quízá haya en tu naturaleza algún gen negativo, pesimista, que de a tu cuerpo pinceladas (o brochazos) de autocompasión, melancolía; quizá sea tu manera de sentirte viva. ¡Ojo! Es una manera, no digo que no, pero desde luego no es la única manera, es más, creo que no es LA manera. La manera hay que buscarla, y no se hace en dos días. Tampoco desde casa. Creo que a veces es mejor morder el polvo del suelo, terrenal, que andar eternamente llorando en las nubes negras del cielo. Baja, despeja la tormenta y luego, si quieres, sube de nuevo a tu nube, pero que sea blanca al menos. Es mejor para ti. Es mejor para todas las personas a las que les importas. La decisión es tuya.
Cómo mola, Zorromoco. Sin saberlo, o sabiéndolo has escrito para miles y millones de mujeres. Al menos para mí, que ya soy una. Lo consideraré mi regalo del 8 de marzo, día de la mujer.
ResponderEliminarPregunta: ¿estás adoptando un punto de vista femenino? (o sea, pseudoconversación contigo misma). ¿Estás dirigiéndote a alguien? ¿ A todas?
¿No lo puedes decir?
De todos modos, mola. Y PASA, LO QUE DESCRIBES PASA.
magnífico. no puedo decir más....
ResponderEliminar"Para empezar a cortar el proceso hay que crear nuevos recuerdos.".... ya lo creo que sí.
es saludable y posible.
un fuerte abrazo, enorme!
cierto amigo... recuerdamelo q a veces se me olvida
ResponderEliminarGracias chicas, nunca pensé que este texto ilustraría tanto...
ResponderEliminarPor cierto, ya sé que significa zorromoco, es un personaje del que ser tiene constancia en el siglo XIX. Era un danzante, una especie de bufón, que se dedicaba a animar los bailes. Fue típico en el norte, en ciudades como Oviedo o Santander.
Besitos.