“Pero, ¿esto de las audiencias cómo funcionará?” Esta pregunta nos la hemos podido plantear alguna vez a lo largo de nuestra vida, siempre y cuando hayamos tenido curiosidad por saber cómo funcionan las cosas y no las tomemos como dadas por la gracia divina, claro está. Se han formulado en familia, en bares, etc., y la mayoría de veces no tienen respuesta. Otro asunto que se lleva con mucho secreto...
Para los medios de comunicación el control de la audiencia es necesario. Su principal fuente de financiación es la publicidad, y el precio de esta va en relación al número de espectadores. Cuanto mayor es el número que ve un espacio, mayor es el precio por insertar un spot. Por tanto, se puede afirmar que la audiencia determina los ingresos del medio, es la piedra angular para su sustento, sobre todo en televisión, donde los contenidos se retransmiten en abierto. Por tanto, agencias de publicidad y medios necesitan de un sistema que determine todos estos parámetros. Así nacieron los estudios de audiencias. Los principales son el EGM (Estudio general de medios) y Sofres.
El EGM se realiza mediante encuestas y entrevistas telefónicas. Aglutina estudios de televisión, radio y prensa escrita. Es un sistema basado en el recuerdo de la gente acerca de lo que ha consumido en los últimos días. Muchas veces se contesta a este tipo de encuestas con la única intención de librarse del entrevistador. No me parece un método fiable, aunque su punto a favor es que la muestra es bastante amplia, unas 45.000 encuestas.
Sofres se dedica exclusivamente a la medición de audiencias de televisión. ¿Cómo lo hace? Primero selecciona una muestra representativa de la sociedad según los estudios del CIS, entonces un encuestador se recorre las calles buscando los perfiles necesarios, se les ofrece su colaboración a cambio de alguna compensación (suelen ser bonos de compra en centros comerciales) y se les instala un audímetro que recogerá “cada movimiento” del espectador. Pero para ello se necesita de su colaboración: apretando el botón de un mando que cada miembro del hogar tendrá asignado deberá indicar al audímetro cuántos de ellos están viendo la televisión, si hay invitados, si no le están prestando atención o si se han ido a cagar… ¿De veras respetarán cada ligero movimiento? Todo bajo el máximo secreto para no condicionar las preferencias. Actualmente, Sofres está presente en 4.500 hogares. No me parece una muestra lo suficientemente amplia como para representar a toda la sociedad. Además tampoco es seguro que las familias estén pendientes del mando cada vez que viene o se va un integrante.
Analizando estos dos métodos y sus múltiples defectos, dudo bastante si de verdad son un fiel reflejo de la realidad. Además, la estadística es un arma de demagogia, gracias a ella se puede sesgar la verdad aportando credibilidad. Si no, ¿cómo es posible que muchos medios se cuelguen medallas diciendo que su audiencia ha crecido? Diría seque se creen las ineficaces reglas del juego, puede que hayan firmado un pacto de no agresión en el que todos salen beneficiados. Pero una duda me queda: La financiación de la televisión está en manos de lo que hagan unas pocas personas. ¿Nos creemos que miles de millones se encuentran bajo el amparo de 4.500 hogares? ¿Todos se fían del sistema y nadie influye sobre él?
¡ Qué fuerte! No tenía ni idea. De hecho... ¿Cómo sabían que 2.000 millones de personas iban a seguir en directo en todo el mundo la boda del Príncipe Guillermo muuuucho antes de que tuviera lugar?
ResponderEliminarLa tele en general da ASCO. Los telediarios son basura. Todo esto da ganas de... no sé. ¿De leer?